Ya casi estaba amaneciendo cuando una muchedumbre se apersonó a las puertas de la residencia del procurador romano, Poncio Pilatos, llevando consigo a un irreconocible Jesús Nazareno por los golpes y moretones que presentaba en su rostro señal de los abusos cometidos por la guardia del sanedrín y los propios sumos sacerdotes.
Al presentar a Jesús ante Pilatos este les preguntó:
—¿De que se acusa a este hombre?—
Caifás, tomando la palabra le contestó:
—Hemos comprobado que este anda amotinando al pueblo, negando el pago del tributo al Cesar y además se dice "Rey de los Judíos".—
Pilatos, dirigiendose a Jusús le preguntó:
—¿Dices ser Rey de los Judiós?—
Jesús, haciendo un esfuerzo, apenas con un hilo de voz le contestó:
—Mi reino no es de este mundo—
Pilatos, dirigiendose a la muchedumbre exclamó, malhumorado:
—No encuentro delito en este hombre—
A lo que Caifás replicó:
—Anda alborotando con sus prédicas a toda la Judéa desde Galilea hasta aquí.—
Pilatos al oirlo pregunto si era de Galilea y al corroborarlo, mandó sea remitido ante Herodes que se encontraba en la ciudad por motivo de las pascuas, pues era de su juridicción. Así bajo la protesta de los sacerdotes, una patrulla Romana condujo al Rabí hasta Herodes, seguidos de cerca por la muchedumbre.
Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de él y esperaba verlo hacer algún milagro. Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero él no le contestó ni una palabra.
Estaban allí los sumos sacerdotes y los letrados acusándolo con vehemencia.
Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se burló de él; y, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilatos.
Pilatos, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, les dijo:
—Me han traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de ustedes, y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas de las que le acusan; ni Herodes tampoco, porque me lo ha remitido: ya vieron que nada digno de muerte se le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré.
Pilatos, recordando que era tradición que durante las fiestas se liberara a un reo de muerte, con la esperanza de que salvar a Jesús, les dijo que lo iba a dejar libre por motivo de las fiestas, pero eso nada más alborotó a la muchedumbre; entonces se escuchó una voz entre la concurrencia que pedía liberaran a Barrabás, (un cruel y sanguinario asesino); la gente empezó a corear: —Barrrabás, Barrabás, Barrabás...—
Pilatos les preguntó: —¿Entonces que hago con Jesús "Rey de los Judíos"?—
Caifás gritó a toda voz: —¡Crucifícale, crucifícale!.—, y toda la muchedumbre se unió a una sola voz: —¡Crucifícale, crucifícale.!...—
Pilatos les preguntó sarcásticamente:
—¡Como!...¿Quieren que crucifique a su "Rey"?.—
Caifás le respondió a viva voz: —¡No tenemos mas rey que el Cesar!.—
Y el pueblo, azusado por los integrantes del sanedrín, insistió a viva voz:
—¡Crucifícale, crucifícale.!...—
Pilatos, al oir aquello, ordenó que sea liberado Barrabás y accedió a la petición "popular" de que el Nazareno fuera crucificado y entonces tomando una jofaina (especie de lavamanos portatil), se lavó las manos diciendo:
—soy limpio de la sangre de este hombre.—
y dió por terminada la audiencia.
Jesús fue azotado y coronado con una corona de espinas frente al pueblo y estos junto con los soldados romanos hacían burla de él.
Rato después una procesión de soldados y tres condenados a muerte; Jesús, acompañado por Dimas y Gestas, (estos últimos eran ladrones), salían por las polvorientas calles de Jerusalén rumbo al monte de la calavera conocido como "el Gólgota".
Mercéd al cansancio y la debilidad por la pérdida de sangre producto del salvaje martirio, Jesús apenas podía cargar la cruz, pero sacando fuerzas de quien sabe donde, la cargó y a pasos tambaleantes encabezó la procesión.
Jesús cayó 3 veces en el trayecto; en la última una mujer, llorosa le secó la cara con un manto blanco y Jesús le agradeció el gesto; la mujer fue empujada por un guardia y se tuvo que retirar del camino.
Jesús estaba exhausto y por mas latigazos que le propinó el guardia ya no pudo cargar la cruz. Al ver esto, el responsable de la guardia, escogió de entre los presentes a un hombre corpulento llamado Simón de Cirene y a empujones le obligó a cargar la cruz del desfallecido Galileo. Así ya sin el peso de la cruz, Jesús, tambaleante caminó detrás de Simón hasta llegar al Gólgota.
Jesús fue acostado sobre su cruz y sin piedad, le clavaron de pies y manos al madero al que después pusieron an posición vertical clavandolo al terreno; un rictus de intenso dolor se reflejó en la sanguinolenta cara del Rabí quien jalando aire trabajósamente exclamó:
—Padre, perdónalos, pues no saben lo que hacen—
Los de la guardia romana, al ver las vestiduras del Nazareno se las repartieron entre ellos y al ver que la túnica estaba hecha de una sola pieza y sin costuras, decidieron sortearla entre ellos.
María logró llegar al pie de la cruz, identificandose como madre de Jesús con el jefe de la patrulla. Le acompañaba Juan, uno de los discipulos.
Al verlos Jesús les dijo: —Madre, he aquí a tu hijo; hijo, he aquí a tu madre—.
Luego dijo: —Tengo sed...—
Un soldado, al oirlo, ensartó en una lanza una esponja empapada de vinagre y se la puso en los labios; al sentir el contacto del vinagre en los lacerados labios, Jesús ladeó la cabeza apartándose de la esponja.
Rato después, jadeando por que casi no podía respirar, Jesús exclamó:
—Padre, ¿Por que me haz abandonado?...— y comenzó a jalar aire por la boca, de pronto se puso tenso y reuniendo las ultimas fuerzas que le quedaban, gritó:
—¡Padre, en tus manos encomiendo mi espiritu!—
Y...Falleció.
De pronto, el cielo se oscureció y un terremoto sacudió todo el lugar. era la hora nona (tres de la tarde) y estaba como si fuera de noche; toda la gente, espantada salió huyendo del lugar y alcancé a oir que mas de uno decía muerto de miedo: —en verdad era hijo del altísimo, ¿que hemos hecho?—
Poco a poco la claridad fue volviendo al lugar y una pertinaz llovizna nos bañó a quienes, pese al miedo, permanecimos allá.
La guardia tenía prisa por retirarse y el jefe de ellos dió la orden de quebrarles las rodillas a los moribundos para acelerar su muerte, pues las fiestas de las pascuas empezarían en unas horas.
Así lo hicieron con Dimas y Gestas, y cuando llegó el turno de Jesús, al ver que no se movía, le hirieron con una lanza el costado del cual salió un poco de sangre revuelta con agua, señal de la falta de circulación sanguinea por lo que certificaron su muerte y no le quebraron las rodillas.
Mientras eso sucedía un tal José de Arimatea había solicitado y conseguido del procurador el permiso para apenas muerto el Rabí, desclavarlo y darle sepultura. José le enseñó el permiso a los soldados y estos permitieron que se haga según el documento.
En pocos minutos llegaría el Sábado, dia de descanso obligatorio según la ley y en esa ocación coincidía con la Pascua, máxima celebración de su religión (Para los judíos los dias comenzaban a las 6 de la tarde); Jesús fue depositado en un sepulcro recién excavado en la roca junto a los recipientes de agua y perfumes para ser embalsamado apenas llegara el domingo, pues la ley era muy estricta en lo referente al manejo de los cadáveres en sábado, pues el que tocara un cadaver en sábado se consideraba impuro y por tanto se le prohibia de participar con su familia de la pascua judia.
Al enterarse del permiso para sepultar a Jesús, Caifás pidió a Pilatos que mandara una guardia al sepulcro, pues temía que sus discípulos "robaran el cadaver" y después pregonaran que su maestro había resucitado poniendo en peligro de una revuelta a la ciudad, conociendo "lo superticioso y facil manipulable que era el pueblo".
Pilatos, de mala manera y solo para quitárse de encima al molesto Caifás ordenó que el sepulcro fuera vigilado por los siguientes tres dias.
Seguiré Informando.
Reportando para el Blog."De todo un poco" en el més de abril del 2011: Luis Sabido. Enviado especial.

"Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, hijo de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:
-«Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?»
Jesús le replicó:
-«Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.»
Pedro le dijo:
-«No me lavarás los pies jamás.»
Jesús le contestó:
-«Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»
Simón Pedro le dijo:
-«Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
Jesús le dijo:
-«Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo:
«No todos estáis limpios.»
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
-«¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis»."
Ya entrada la noche, fastidiado de mi cuarto de la posada, decidí salir a estirar las piernas y mis pasos me llevaron al templo; al rodear la parte oeste, distinguí una cara conocida, era Judas Iscariote que sigilosamente se asomaba por una puerta adosada al muro del templo; él no me vió, segun me pareció porque abandonando el lugar se metió una bolsita marrón (El fruto de su traición) en su cinto y esperó unos instantes junto a una antorcha que alumbraba dicha puerta.
Recordando lo poco que había leido de los evangelios, rápidamente lo relacioné con el pasaje que menciona San Juan en el capítulo 13 versículos 21 al 33 y 36 al 38, que dice, palabras más palabras menos:
"En aquel tiempo, estando Jesús sentado a la mesa con sus discípulos, se turbó en su interior y declaró:
—En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará—.
Los discípulos se miraban unos a otros, sin saber de quién hablaba. Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús. Simón Pedro le hace una seña y le dice:
—Pregúntale de quién está hablando—.
Él, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice:
—Señor, ¿quién es?—.
Le responde Jesús:
—Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar—.
Y, mojando el bocado, le toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote. Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice:
—Lo que vas a hacer, hazlo pronto—.
Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía. Como Judas tenía la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería decirle:
—Compra lo que nos hace falta para la fiesta—, o que diera algo a los pobres. En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche.
Cuando salió, dice Jesús:
—Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto. Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros—.
Simón Pedro le dice:
—Señor, ¿a dónde vas?—.
Jesús le respondió:
—Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde—.
Pedro le dice:
—¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti—.
Le responde Jesús:
—¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces—."
Rato después se le unieron a Judas varios guardias del templo portando antorchas y se encaminaron para el monte de los olivos y sin que me vieran les seguí a distancia prudente; antes de llegar al monte doblaron por un recodo y llegaron hasta un lugar llamado el huerto de getsemaní en donde se encontraba orando el Galileo.
Judas al ver al Rabí se acercó a el y le dió un beso en la mejilla y el Rabí le reprochó:
—Judas, ¿con un beso entregas al hijo del hombre?.—
Judas no llegó a contestar porque de inmediato los guardias del templo tomaron prisionero a Jesús y entre maltratos lo trasladaron a Jerusalén ante la impotencia de los discípulos, que tomados por sorpresa apenas tuvieron tiempo de reaccionar y ponerse a salvo huyendo en desbandada.
Yo seguí a la comitiva a prudente distancia y me aposté en una esquina de la casa de Anás, suegro de Caifás a la que fue llevado en espera de novedades. Poco antes del primer canto del gallo vi llegar a Pedro y rápidamente me situé junto a él; Varias personas le cuestionaron por ser seguidor del Galileo y el lo negó, al poco rato otras personas le preguntaron y el volvió a negarlo y una tercera vez también sucedió lo mismo; en esos momentos cantó el gallo y se cumplió lo anunciado por Jesús. Pedro cayó en cuenta y bañado en llanto abandonó el lugar.
Ya era muy de madrugada del viernes cuando regresé a la posada solo para pasar en limpio mis apuntes y despachar el reporte el cual he enviado por entrega especial a la redacción. Les tendré mas información en la próxima entrega.
Reportando para el Blog."De todo un poco" en el més de abril del 2011: Luis Sabido. Enviado especial.
Algo me sucedió que me levanté ya entrada la tarde, serian como la hora nona (3 de la tarde) cuando me presenté en el atrio de los gentiles; pregunté a una persona por el Nazareno y me respondió que hacía rato se había marchado.Pero mi informante, con el aliciente de algunas monedas para su bolsa, me confió que había oido decir que el Rabí comería en casa de Simón, el que antes era leproso y que fue curado por el Rabí de Galilea. Unas monedas más y fui situado, por un muchachito, a las puertas de la casa del tal Simón.
Gran rato estuve curioseando por el lugar, hasta que vi salir a una persona en visible estado de hebriedad y emparejándome con él le prometí vino de una posada cercana, y al calor del vino, accedió a relatarme:
"Yo fui invitado por un pariente de Simón a comer en honor del Galileo, habían manjares y vino de buena calidad pero el de Nazaret, apenas probó bocado; todos estábamos contentos y en eso se presentó una tal María, creo que de Magdala, una "burrita", (así le decían a las prostitutas en aquella época) y destapando una botellita de un bálsamo perfumado carísimo se dedicó a ungir al Rabí en los pies y se los secó con su cabello.
Judas, uno de los discipulos del Rabí, se enojó con la tal María y le reclamó que mejor hubiera vendido el bálsamo y el dinero entregarselo a los pobres en lugar de desperdiciarlo de esa manera. El Rabí le dijo que la dejara hacer lo que estaba haciendo porque el Rabí ya no estaría con ellos y los pobres sí.
Judas se mostro molesto y nos abandonó a media comida y la verdad, fue mejor así porque era un tipo muy pesado que no dejaba dirigirle palabra alguna al Rabí."
"También me comentó un amigo que uno de los seguidores del nazareno fue a verlo a su casa para rentarle un lugar donde hacer la cena de los ázimos y le dijeron que "el maestro necesitaba su casa" y el prometió tener todo listo para lo que necesitara el Nazareno."
El tipo me empezó a contar de su vida, de su familia, de sus aventuras hasta que se fue quedando dormido; liquidé la cuenta, cargué con mi compañero y lo dejé "durmiendo la mona" a las puertas de la posada; ya era tarde y me encaminé a Jerusalén entrando por la puerta dorada que estaba a punto de cerrarse cuando llegué a la ciudad.
Reportando para el Blog."De todo un poco" en el més de abril del 2011: Luis Sabido. Enviado especial.
Gran rato estuve curioseando por el lugar, hasta que vi salir a una persona en visible estado de hebriedad y emparejándome con él le prometí vino de una posada cercana, y al calor del vino, accedió a relatarme:
"Yo fui invitado por un pariente de Simón a comer en honor del Galileo, habían manjares y vino de buena calidad pero el de Nazaret, apenas probó bocado; todos estábamos contentos y en eso se presentó una tal María, creo que de Magdala, una "burrita", (así le decían a las prostitutas en aquella época) y destapando una botellita de un bálsamo perfumado carísimo se dedicó a ungir al Rabí en los pies y se los secó con su cabello.
Judas, uno de los discipulos del Rabí, se enojó con la tal María y le reclamó que mejor hubiera vendido el bálsamo y el dinero entregarselo a los pobres en lugar de desperdiciarlo de esa manera. El Rabí le dijo que la dejara hacer lo que estaba haciendo porque el Rabí ya no estaría con ellos y los pobres sí.
Judas se mostro molesto y nos abandonó a media comida y la verdad, fue mejor así porque era un tipo muy pesado que no dejaba dirigirle palabra alguna al Rabí."
"También me comentó un amigo que uno de los seguidores del nazareno fue a verlo a su casa para rentarle un lugar donde hacer la cena de los ázimos y le dijeron que "el maestro necesitaba su casa" y el prometió tener todo listo para lo que necesitara el Nazareno."
El tipo me empezó a contar de su vida, de su familia, de sus aventuras hasta que se fue quedando dormido; liquidé la cuenta, cargué con mi compañero y lo dejé "durmiendo la mona" a las puertas de la posada; ya era tarde y me encaminé a Jerusalén entrando por la puerta dorada que estaba a punto de cerrarse cuando llegué a la ciudad.
Reportando para el Blog."De todo un poco" en el més de abril del 2011: Luis Sabido. Enviado especial.
Amaneció y yo ya estaba en pie camino a Betania, las trompetas del templo casi acababan de anunciar la apertura de las puertas de la ciudad cuando yo las traspasé rumbo a la cercana aldea de Lázaro; por el camino iba pensando en las enseñanzas del Rabí y tratando de entenderlas, pues él enseña por medio de parábolas, algunas de las cuales he tenido ocación de oir ( pero tonto de mí, de no escuchar -lease entender- ), el día anterior.
En esas estaba cuando mi vista se fijó en la higuera que maldijera Jesús y me he sorprendido al verla completamente seca. No pude más que sonreir y seguir mi camino, por algo estoy aquí, me dije; no se si sueño o si esto es verdad pero aquí estoy y aquí seguiré mientras me sea permitido.
A poco mas de mitad del camino me encontré con el Galileo y sus discípulos, y pedí permiso al Rabí de seguirlos por ese día a lo cual el Galileo, sonriente, dió su consentimiento aunque me dejó entrever que me mantuviera a prudente distancia de ellos porque así era menester. Yo le entendí y me mantuve en discreto segundo plano dispuesto a no perder detalle de sus actos. Algunos discípulos, sin decirle al Rabí, cuchicheaban entre ellos su temor de que yo sea un espía del sanedrín o peor aun, de los odiados romanos. Jesús, al parecer les leyó el pensamiento y haciendo un alto les encaró con un cariñoso regaño: — No os atormenteís, que mi Padre vela; lo que temeís es infundado, solo seguidme —.
Pero no quiero hablar de mí, sino de él y por eso voy a callar las escenas que a mi persona respecta y me enfocaré a él que para eso fuí enviado. Prosigo:
Así a buen paso, en escasos 20 minutos ya estabamos traspasando las puertas de Jerusalén y nos dirigimos al templo, al llegar al "atrio de lo gentiles", el Rabí se sentó en las escalinatas y de inmediato nos vimos rodeados de gentes de todos los estratos sociales dispuestos a escuchar sus enseñanzas. Al poco rato, los espias del sanedrin se acercaron a el y uno de ellos le preguntó con la intención de ridiculizarlo ante la gente: — "Rabí, es lícito rendirle tributo al Cesar?.— A lo que Jesús le pidió que le mostrara una moneda y al enseñarsela le preguntó por el personaje que aparecia en la moneda y al responderle que era la cara del Cesar el Rabí le contestó: — "Entonces dad al Cesar lo que es del Cesar y al Altísimo lo que es del Altísimo".— Le devolvió su moneda y a grandes pasos entró al templo.
Rápido pasaron las horas y ya en camino a Betania uno de los discípulos comentó de la belleza del templo contemplado desde allá y de la magnificiencia de la construcción que había tardado 40 años en ser levantada.
En ese lugar, su rostro se tornó sombrió, dejó de sonreir y su voz solo fuerte y clara cuando dijo: — "De verdad os digo que el padre me ha dado el poder de destruir este templo y volverlo a edificar en 3 dias."—, en clara referencia a su cuerpo pero nadie cayó en cuenta, salvo yo. Al notar mi turbación el Rabí me llamó aparte y me sugirió que me regresara a Jerusalén, porque eso era lo establecido, que lo que había visto era suficiente para ese dia. Al despedirse de mí se puso serio y me dijo:
—Es menester que le des descanso al cuerpo pues le esperan horas muy amargas a tu espíritu a causa de lo que voy a padecer. Démos a cada dia su afán. No temas Mi Padre, nuestro Padre, está al pendiente.— Y a grandes pasos se reunió con los discípulos y tomó el camino a Betania.
Reportando para el Blog."De todo un poco" en el més de abril del 2011: Luis Sabido. Enviado especial.
En esas estaba cuando mi vista se fijó en la higuera que maldijera Jesús y me he sorprendido al verla completamente seca. No pude más que sonreir y seguir mi camino, por algo estoy aquí, me dije; no se si sueño o si esto es verdad pero aquí estoy y aquí seguiré mientras me sea permitido.
A poco mas de mitad del camino me encontré con el Galileo y sus discípulos, y pedí permiso al Rabí de seguirlos por ese día a lo cual el Galileo, sonriente, dió su consentimiento aunque me dejó entrever que me mantuviera a prudente distancia de ellos porque así era menester. Yo le entendí y me mantuve en discreto segundo plano dispuesto a no perder detalle de sus actos. Algunos discípulos, sin decirle al Rabí, cuchicheaban entre ellos su temor de que yo sea un espía del sanedrín o peor aun, de los odiados romanos. Jesús, al parecer les leyó el pensamiento y haciendo un alto les encaró con un cariñoso regaño: — No os atormenteís, que mi Padre vela; lo que temeís es infundado, solo seguidme —.
Pero no quiero hablar de mí, sino de él y por eso voy a callar las escenas que a mi persona respecta y me enfocaré a él que para eso fuí enviado. Prosigo:
Así a buen paso, en escasos 20 minutos ya estabamos traspasando las puertas de Jerusalén y nos dirigimos al templo, al llegar al "atrio de lo gentiles", el Rabí se sentó en las escalinatas y de inmediato nos vimos rodeados de gentes de todos los estratos sociales dispuestos a escuchar sus enseñanzas. Al poco rato, los espias del sanedrin se acercaron a el y uno de ellos le preguntó con la intención de ridiculizarlo ante la gente: — "Rabí, es lícito rendirle tributo al Cesar?.— A lo que Jesús le pidió que le mostrara una moneda y al enseñarsela le preguntó por el personaje que aparecia en la moneda y al responderle que era la cara del Cesar el Rabí le contestó: — "Entonces dad al Cesar lo que es del Cesar y al Altísimo lo que es del Altísimo".— Le devolvió su moneda y a grandes pasos entró al templo.
Rápido pasaron las horas y ya en camino a Betania uno de los discípulos comentó de la belleza del templo contemplado desde allá y de la magnificiencia de la construcción que había tardado 40 años en ser levantada.
En ese lugar, su rostro se tornó sombrió, dejó de sonreir y su voz solo fuerte y clara cuando dijo: — "De verdad os digo que el padre me ha dado el poder de destruir este templo y volverlo a edificar en 3 dias."—, en clara referencia a su cuerpo pero nadie cayó en cuenta, salvo yo. Al notar mi turbación el Rabí me llamó aparte y me sugirió que me regresara a Jerusalén, porque eso era lo establecido, que lo que había visto era suficiente para ese dia. Al despedirse de mí se puso serio y me dijo:
—Es menester que le des descanso al cuerpo pues le esperan horas muy amargas a tu espíritu a causa de lo que voy a padecer. Démos a cada dia su afán. No temas Mi Padre, nuestro Padre, está al pendiente.— Y a grandes pasos se reunió con los discípulos y tomó el camino a Betania.
Reportando para el Blog."De todo un poco" en el més de abril del 2011: Luis Sabido. Enviado especial.
Hoy desde muy temprano he salido hacia Betania con la esperanza de encontrarme cerca del Rabí de Galilea y seguirlo de cerca para llevar a cabo mi reportaje. Pues bién, nada mas llegar a las inmediaciones del lugar he visto a un grupo de gente que tiene intenciones de seguirlo, aunque por diferentes motivos. Un rato después el Rabí se acercó a nosotros y me las ingenié para preguntarle algunas cosas; él sin dejar de sonreir, me miró a los ojos y comprendí que no se me permitiría la información de "primera mano". Y en mi mente resonó su voz dulce y clara: "no te atormentes, sin embargo haz lo que puedas y cumple tu misión". Y así en silencio me convertí en uno mas de las decenas de gentes que ya le rodeaban.
Bueno, he aquí parte de lo sucedido este lunes:
Como ya escribí en el reporte anterior, El Nazareno pernoctó en Betania, no se precisar a ciencia cierta si fue en casa de su amigo Lázaro o al aire libre. Sería cerca de la hora sexta (doce del medio dia), cuando Jesús pasó cerca de una higuera y notó que ésta había producido hojas antes de la estación (él sabía que las higueras dan fruto dos veces al año; en junio y en septiembre.)
Era abril, así que debería haber siquiera fruta sin madurar para comer pues la higuera tenía hojas. Él esperaba encontrar higos, pero como la planta no tenía frutas Jesús maldijo al árbol y continuó su caminar. Los discípulos se sorprendieron del proceder de su maestro contra el árbol. Días después Jesús utilizaría la sorpresa de los discípulos para enseñar sobre la verdadera fe en su padre de los cielos.
Enseguida nos dirigimos a Jerusalén, a buen paso, tardamos como treinta minutos, tiempo que aproveché para conocer ciertos detalles de la vida del Nazareno, que ahora no vienen al caso, para no distraer mi atención sobre este reportaje.
Al llegar a las puertas del templo, el rostro del Rabí, se transfiguró, es decir, pasó del rostro suave, sereno y apacible a un rostro colérico, enojado y furibundo lo cual a todos nos extrañó. Y tomándonos por sorpresa, a grandes zancadas avanzó hasta un corral que tenía unos bueyes y tomándo un látigo que estaba colgado de un madero empezó a lanzar latigazos contra los vendedores de animales y cambistas, provocando una estampida de animales y seres humanos al tiempo que su colérica voz, fuerte y clara, decía: "Ustedes han convertido la casa de mi padre en cueva de ladrones".
En un instante el atrio del templo quedó vacío; los cambistas y comerciantes sintieron miedo de la furia del Rabí y se mantuvieron lanzando maldiciones y vociferando a prudente distancia.
La guardia del personal del sanedrín al servicio de templo intentó intervenir, pero al ver a la muchedumbre que vitoreaba el proceder del Nazareno, lo pensaron mejor y se mantuvieron a la espectativa. Jesús tiró el látigo y se introdujo en el templo seguido por toda la gente y allí se quedó enseñando.
Desgraciadamente al ser un "gentil" (extranjero que no profesa el judaismo), no me fue permitida la entrada al templo. Así pasaron las horas y por fin el Galileo salió del templo rodeado de gente y se dirigió al monte de los olivos en donde predicó un rato más, después despidió a la gente y regresó acompañado de sus discípulos a la cercana Betania.
Yo estuve tentado a seguirlo pero por lo avanzado de la tarde, casi noche, decidí regresar a Jerusalén y ya en mi cuarto de la posada, transcribir lo acontecido en este dia. Continuaré informando.
Reportando para el Blog."De todo un poco" en el més de abril del 2011: Luis Sabido. Enviado especial.
Bueno, he aquí parte de lo sucedido este lunes:
Como ya escribí en el reporte anterior, El Nazareno pernoctó en Betania, no se precisar a ciencia cierta si fue en casa de su amigo Lázaro o al aire libre. Sería cerca de la hora sexta (doce del medio dia), cuando Jesús pasó cerca de una higuera y notó que ésta había producido hojas antes de la estación (él sabía que las higueras dan fruto dos veces al año; en junio y en septiembre.)
Era abril, así que debería haber siquiera fruta sin madurar para comer pues la higuera tenía hojas. Él esperaba encontrar higos, pero como la planta no tenía frutas Jesús maldijo al árbol y continuó su caminar. Los discípulos se sorprendieron del proceder de su maestro contra el árbol. Días después Jesús utilizaría la sorpresa de los discípulos para enseñar sobre la verdadera fe en su padre de los cielos.
Enseguida nos dirigimos a Jerusalén, a buen paso, tardamos como treinta minutos, tiempo que aproveché para conocer ciertos detalles de la vida del Nazareno, que ahora no vienen al caso, para no distraer mi atención sobre este reportaje.
Al llegar a las puertas del templo, el rostro del Rabí, se transfiguró, es decir, pasó del rostro suave, sereno y apacible a un rostro colérico, enojado y furibundo lo cual a todos nos extrañó. Y tomándonos por sorpresa, a grandes zancadas avanzó hasta un corral que tenía unos bueyes y tomándo un látigo que estaba colgado de un madero empezó a lanzar latigazos contra los vendedores de animales y cambistas, provocando una estampida de animales y seres humanos al tiempo que su colérica voz, fuerte y clara, decía: "Ustedes han convertido la casa de mi padre en cueva de ladrones".
En un instante el atrio del templo quedó vacío; los cambistas y comerciantes sintieron miedo de la furia del Rabí y se mantuvieron lanzando maldiciones y vociferando a prudente distancia.
La guardia del personal del sanedrín al servicio de templo intentó intervenir, pero al ver a la muchedumbre que vitoreaba el proceder del Nazareno, lo pensaron mejor y se mantuvieron a la espectativa. Jesús tiró el látigo y se introdujo en el templo seguido por toda la gente y allí se quedó enseñando.
Desgraciadamente al ser un "gentil" (extranjero que no profesa el judaismo), no me fue permitida la entrada al templo. Así pasaron las horas y por fin el Galileo salió del templo rodeado de gente y se dirigió al monte de los olivos en donde predicó un rato más, después despidió a la gente y regresó acompañado de sus discípulos a la cercana Betania.
Yo estuve tentado a seguirlo pero por lo avanzado de la tarde, casi noche, decidí regresar a Jerusalén y ya en mi cuarto de la posada, transcribir lo acontecido en este dia. Continuaré informando.
Reportando para el Blog."De todo un poco" en el més de abril del 2011: Luis Sabido. Enviado especial.
Ciudad de Jerusalen a último domingo antes de las fiestas de las pascuas Judías del año 33.
Reporte especial:
Este dia, ha sucedido un evento que a este reportero le ha sido narrado por personas que accedieron a comentar el hecho bajo condición de conservar su anonimato por miedo a represalias del sanedrín y la cohorte romana.
Cabe hacer mención que, a pesar que este reportero quiso entrevistar a los protagonistas de esta historia no me fue posible, pues el Rabí de Galilea no aprobó tales estrevistas, aunque dejó a discresión de este reportero cumplir con su cometido, valiendose de otros medios. Eso hice y he aqui, la información:
"Estaban a punto de sonar las trompetas del templo, anunciando la hora tercia (algo así como las nueve de la mañana), cuando, (es aquí, en que mis informantes no se ponen de acuerdo; unos dicen que fué por "la puerta dorada" y otros dicen que fue por "la puerta del sur", que tiene comunicación directa con el templo; y bueno, salvo este desafortunado detalle, prosigo:) de improviso, una patrulla romana salió a la carrera para interceptar a un tumulto de gente que hacía espavientos y escándalo. Los elementos de la patrulla, al ver el motivo de tal algarabía, escupieron al suelo y maldiciendo a los lugareños volvieron a sus puestos de vigilancia."
"Como decía, poco a poco la muchedumbre se fue acercando al templo y pudimos ver que el Rabí de Galilea, un tal Jesús Nazareno, hijo de José, entraba por dicha puerta, montado en un borrico y era vitoreado como el Mesías por la gente, que a su paso le alfombraba el suelo con sus mantos y le hacían sombra con ramas de los árboles y palmas datileras, como se recibe comunmente a un heroe o a un principe, y porqué no, a un rey"
"Detrás de él marchaban alegres sus discípulos y una cantidad enorme de gente que entonaban las estrofas del libro de salmos. —"Bendito es el que viene en el nombre del Señor. Bendito es el enviado del Reino de Nuestro Padre David...—, creo yo, los versículos 25-26 del capítulo 118, si la memoria no me traiciona".
Como las entrevistas están prohibidas en toda la Judea, viendo a mis informantes muy temerosos, por la cercania de la patrulla romana,y bajo riesgo de caer bajo sus "gladius" (Espadas cortas de doble filo, el arma favorita de los gladiadores), dí por terminada la plática y después de gratificar generosamente a mis fuentes, me retiré a mis aposentos a transcribir este reporte; lo último que supe del Rabí es que después de orar en el templo se retiró con sus discípulos a un lugar llamado Betania.
Seguiré los pasos del Rabí de Galilea en Jerusalen durante las fiestas. Les tendré noticias pronto.
Reportando para el Blog."De todo un poco" en el més de abril del 2011: Luis Sabido. Enviado especial.
Reporte especial:
Este dia, ha sucedido un evento que a este reportero le ha sido narrado por personas que accedieron a comentar el hecho bajo condición de conservar su anonimato por miedo a represalias del sanedrín y la cohorte romana.
Cabe hacer mención que, a pesar que este reportero quiso entrevistar a los protagonistas de esta historia no me fue posible, pues el Rabí de Galilea no aprobó tales estrevistas, aunque dejó a discresión de este reportero cumplir con su cometido, valiendose de otros medios. Eso hice y he aqui, la información:
"Estaban a punto de sonar las trompetas del templo, anunciando la hora tercia (algo así como las nueve de la mañana), cuando, (es aquí, en que mis informantes no se ponen de acuerdo; unos dicen que fué por "la puerta dorada" y otros dicen que fue por "la puerta del sur", que tiene comunicación directa con el templo; y bueno, salvo este desafortunado detalle, prosigo:) de improviso, una patrulla romana salió a la carrera para interceptar a un tumulto de gente que hacía espavientos y escándalo. Los elementos de la patrulla, al ver el motivo de tal algarabía, escupieron al suelo y maldiciendo a los lugareños volvieron a sus puestos de vigilancia."
"Como decía, poco a poco la muchedumbre se fue acercando al templo y pudimos ver que el Rabí de Galilea, un tal Jesús Nazareno, hijo de José, entraba por dicha puerta, montado en un borrico y era vitoreado como el Mesías por la gente, que a su paso le alfombraba el suelo con sus mantos y le hacían sombra con ramas de los árboles y palmas datileras, como se recibe comunmente a un heroe o a un principe, y porqué no, a un rey"
"Detrás de él marchaban alegres sus discípulos y una cantidad enorme de gente que entonaban las estrofas del libro de salmos. —"Bendito es el que viene en el nombre del Señor. Bendito es el enviado del Reino de Nuestro Padre David...—, creo yo, los versículos 25-26 del capítulo 118, si la memoria no me traiciona".
Como las entrevistas están prohibidas en toda la Judea, viendo a mis informantes muy temerosos, por la cercania de la patrulla romana,y bajo riesgo de caer bajo sus "gladius" (Espadas cortas de doble filo, el arma favorita de los gladiadores), dí por terminada la plática y después de gratificar generosamente a mis fuentes, me retiré a mis aposentos a transcribir este reporte; lo último que supe del Rabí es que después de orar en el templo se retiró con sus discípulos a un lugar llamado Betania.
Seguiré los pasos del Rabí de Galilea en Jerusalen durante las fiestas. Les tendré noticias pronto.
Reportando para el Blog."De todo un poco" en el més de abril del 2011: Luis Sabido. Enviado especial.
viernes, 15 de abril de 2011
Historia
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¡Boletín, boletín... Fallece Pedro Infante... Fallece Pedro Infante!...
En un día como hoy, pero de 1957, murió José Pedro Infante Cruz mejor conocido como PEDRO INFANTE.
A las 7:54 de la mañana de hace 54 años, en la confluencia de las calles 54 por 87 de la ciudad de Mérida Yucatán , debido a una falla mecánica se desplomó el avión de carga en que iba como copiloto PEDRO INFANTE CRUZ. La noticia corrió como reguero de polvora por toda la ciudad de Mérida y poco después por todo México y paises vecinos: "¡Se murió Pedro Infante!".
"Tengo la sangre liviana"
Hace 50 años, El declamador de América, Manuel Bernal, se escuchó a través de la XEW, La Voz de la América Latina desde México: "Boletín, boletín... el cantante Pedro Infante falleció en un accidente de aviación...". Eran las 11:12 de aquel lunes 15 de abril de 1957. El pueblo mexicano perdía a su ídolo y el instinto se negaba a aceptar el hecho. Aún estaban frescos en la memoria las dos ocasiones en que el mazatleco criado en Guamúchil había salido vivo de dos percances aéreos.
Pero no. México comenzó su duelo e inició la leyenda del actor y cantante más popular que haya nacido en el país. "Tengo la sangre liviana", dijo alguna vez para tratar de explicar su carisma, su imán, su magnetismo. Su sentir se metió en el alma de sus paisanos con boleros, rancheras, valses o huapangos.
Amorcito corazón fue el tema que los mexicanos hicieron suyo para decirle a las mexicanas su amor, al oído, o para que los escuchen todos. Fue una canción perfecta para él, dice Manuel Esperón, autor de la música.
Pedro tenía una casa en Mérida, Yucatán, y piloteaba en avión a Cozumel, Chetumal y Belice. Se había casado con Irma Dorantes, su Ratoncito, como la llamaba. José Alfredo Jiménez, a solicitud del propio Pedro, le compuso una canción que decía "Ratoncito, mi Ratoncito...", pues así le decía a Irma. Al grabarla, le cambiaron a "Despacito, muy despacito se fue metiendo en mi corazón".
El fallo de la Suprema Corte de Justicia, el 9 de abril de 1957, en favor de María Luisa León, que la declaraba como la única y legítima esposa de Pedro, invalidaba el matrimonio con Dorantes. Esta urgió a Pedro para que regresara a tratar el asunto. Infante quiso tomar un vuelo al Distrito Federal, pero estaba lleno. Eso el 14 de abril. Decidió viajar el lunes 15 en una aeronave de carga de Transportes Aéreos Mexicanos (Tamsa). La noche del domingo la pasó con amigos y cantó, entre otras, Camino de Guanajuato, con su letra de "la vida no vale nada".
El trágico accidente
El avión era grande y despegó de la pista 10. El capitán Víctor Manuel Vidal anunció que estaban listos para despegar, Despegaron, pero la nave perdió sustentación a 20 metros de altura. Se averió uno de los motores. La caída fue rápida. Pedro oró. El aparato cayó sobre una casa situada en las calles 87 y 54. Murieron, el capitán Vidal, Pedro Infante que iba como copiloto, el mecánico Marciano Bautista y Ruth Rossel una vecina del lugar, quien estaba cerca del accidente y que fue alcanzada por el combustible. Eso ocurrió a las 7:54. La matrícula del avión era XA-KUN.
El avión era viejo y grande y sólo servía para viajes cortos. En 1955 tuvo fallas en un motor. Pedro medía 1.70 metros y su cuerpo quedó por las quemaduras en 88 centímetros. Fue llevado al Hospital Terán, donde se embalsamó. Se veló en Mérida. A las once de la mañana del martes 16 de abril, el féretro con los restos de Infante llegó al aeropuerto, donde ya lo esperaba una multitud. Fue llevado a Gayosso Sullivan. Ya eran las 12:00. Cientos de miles de gentes del pueblo que Pedro tanto amó desfiló para darle el último adiós a su ídolo, a su Pedrito, a su "Pepe el toro", a su "indio Tizoc".
Aqui les dejo la transmisión radiofónica de la noticia en aquel año:
A las 7:54 de la mañana de hace 54 años, en la confluencia de las calles 54 por 87 de la ciudad de Mérida Yucatán , debido a una falla mecánica se desplomó el avión de carga en que iba como copiloto PEDRO INFANTE CRUZ. La noticia corrió como reguero de polvora por toda la ciudad de Mérida y poco después por todo México y paises vecinos: "¡Se murió Pedro Infante!".
"Tengo la sangre liviana"
Hace 50 años, El declamador de América, Manuel Bernal, se escuchó a través de la XEW, La Voz de la América Latina desde México: "Boletín, boletín... el cantante Pedro Infante falleció en un accidente de aviación...". Eran las 11:12 de aquel lunes 15 de abril de 1957. El pueblo mexicano perdía a su ídolo y el instinto se negaba a aceptar el hecho. Aún estaban frescos en la memoria las dos ocasiones en que el mazatleco criado en Guamúchil había salido vivo de dos percances aéreos.
Pero no. México comenzó su duelo e inició la leyenda del actor y cantante más popular que haya nacido en el país. "Tengo la sangre liviana", dijo alguna vez para tratar de explicar su carisma, su imán, su magnetismo. Su sentir se metió en el alma de sus paisanos con boleros, rancheras, valses o huapangos.
Amorcito corazón fue el tema que los mexicanos hicieron suyo para decirle a las mexicanas su amor, al oído, o para que los escuchen todos. Fue una canción perfecta para él, dice Manuel Esperón, autor de la música.
Pedro tenía una casa en Mérida, Yucatán, y piloteaba en avión a Cozumel, Chetumal y Belice. Se había casado con Irma Dorantes, su Ratoncito, como la llamaba. José Alfredo Jiménez, a solicitud del propio Pedro, le compuso una canción que decía "Ratoncito, mi Ratoncito...", pues así le decía a Irma. Al grabarla, le cambiaron a "Despacito, muy despacito se fue metiendo en mi corazón".
El fallo de la Suprema Corte de Justicia, el 9 de abril de 1957, en favor de María Luisa León, que la declaraba como la única y legítima esposa de Pedro, invalidaba el matrimonio con Dorantes. Esta urgió a Pedro para que regresara a tratar el asunto. Infante quiso tomar un vuelo al Distrito Federal, pero estaba lleno. Eso el 14 de abril. Decidió viajar el lunes 15 en una aeronave de carga de Transportes Aéreos Mexicanos (Tamsa). La noche del domingo la pasó con amigos y cantó, entre otras, Camino de Guanajuato, con su letra de "la vida no vale nada".
El trágico accidente
El avión era grande y despegó de la pista 10. El capitán Víctor Manuel Vidal anunció que estaban listos para despegar, Despegaron, pero la nave perdió sustentación a 20 metros de altura. Se averió uno de los motores. La caída fue rápida. Pedro oró. El aparato cayó sobre una casa situada en las calles 87 y 54. Murieron, el capitán Vidal, Pedro Infante que iba como copiloto, el mecánico Marciano Bautista y Ruth Rossel una vecina del lugar, quien estaba cerca del accidente y que fue alcanzada por el combustible. Eso ocurrió a las 7:54. La matrícula del avión era XA-KUN.
El avión era viejo y grande y sólo servía para viajes cortos. En 1955 tuvo fallas en un motor. Pedro medía 1.70 metros y su cuerpo quedó por las quemaduras en 88 centímetros. Fue llevado al Hospital Terán, donde se embalsamó. Se veló en Mérida. A las once de la mañana del martes 16 de abril, el féretro con los restos de Infante llegó al aeropuerto, donde ya lo esperaba una multitud. Fue llevado a Gayosso Sullivan. Ya eran las 12:00. Cientos de miles de gentes del pueblo que Pedro tanto amó desfiló para darle el último adiós a su ídolo, a su Pedrito, a su "Pepe el toro", a su "indio Tizoc".
Aqui les dejo la transmisión radiofónica de la noticia en aquel año:
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