domingo, 24 de abril de 2011

"Domingo de Resurrección" Reporte Especial.

Resurrección
A la media noche del Sábado para amanecer Domingo, este insensato servidor se las ingenió para salir de la ciudad e ir a esconderse a las inmediaciones del sepulcro del Nazareno, por su puesto, escondiéndome también, de los guardias.

A la luz de las antorchas la guardia romana mataba el tiempo jugando con unas piedritas talladas que me recordaron a unos dados, mientras el centinela en turno daba cortos paseítos por los alrededores mientras insultaba entre dientes a los Judíos por haberlos privado de las fiestas a causa de sus supersticiones.

Recién canto el gallo por tercera vez, (serían las cuatro de la madrugada), cuando de pronto surgió de la tumba un fogonazo de luz y no supe más de mí hasta que me desperté con un intenso dolor de cabeza y en semi-oscuridad.

Poco a poco mis pupilas se fueron acostumbrando a la casi oscuridad y dando traspiés medio desorientado me encaminé a la entrada del sepulcro. Los soldados romanos ya no estaban en el lugar dejando tiradas sus armas e implementos.

Quise entrar al sepulcro pero los ruidos de unos pasos, (ya estaba clareando el dia) me hicieron esconderme de nuevo detrás de un árbol. Justo después de esconderme vi aparecer a tres mujeres cargando unos cántaros.

Nada más ver la piedra removida, las mujeres soltaron los cántaros y una de ellas, más intrépida que las otras, entró al sepulcro y rato después salió corriendo y a gritos les dijo a las otras que el cadaver había desaparecido.

Seguí a prudente distancia a dos de las mujeres y las ví entrar a una casa (la otra se rezagó merced a un tropezón con unas piedras pero no me quedé a ayudarla por seguir a las otras); al poco rato la mujer rezagada entró corriendo y rato después Juan y Pedro salían corriendo de la casa y se dirigieron al sepulcro.

Quise seguirlos pero a lo lejos ví aparecer a los guardias del sanedrín que corriendo tomaban el camino rumbo al sepulcro y me volví a esconder. No era prudente seguirlos y menos presentarme ante ellos; ¿bajo que pretexto un "gentil" e ilustre desconocido se presentaría en ese lugar?.

Maldiciendo mi mala estrella, me quedé en ese mismo sitio; casi inmediatamente ví salir a una mujer del lugar, le abordé pretextando estar perdido y haciéndole plática me interesé por los guardias del sanedrín que pasaron poco antes.

La mujer, asustada, entró a la carrera de nuevo e inmediatamente salieron José de Arimatea y Santiago, uno de los discípulos, y corriendo tomaron el camino al sepulcro. Ya mas calmada la mujer volvió a salir y me indicó el camino de regreso (cosa innecesaria pues yo ya conocía el camino).

Me mostré extrañado por el proceder de los moradores de la casa y la mujer, sonriendo me contó:
—Nada mas amaneció y Maria Magdalena, Maria, la madre de Santiago y otra mujer, fueron al sepulcro a preparar el cadaver y vieron la tumba abierta y el Rabí ya no estaba, entonces dice Maria la de Magdala que sus compañeras corrieron a dar aviso porque pensaron que los romanos habían robado el cuerpo y ella, al querer alcanzarlas, tropezó y cayó. Al levantarse vió la figura de un hombre que vestía una túnica muy blanca y al fijarse bién, descubrió que... ¡Era Jesús!.

 Muerta en llanto de la emoción le quiso abrazar pero repentínamente, el Maestro,¡Desapareció!. Entonces María llegó corriendo a la casa y muerta de miedo nos contó lo que había visto; como nadie le creyó, llorando empezó a gritar: ¡Resucitó; como lo prometió, resucitó! y se guardó en un rincón a llorar.—

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EPÍLOGO.

De pronto sentí que todo me daba vueltas y derrepente todo se oscureció y comencé a caer en un pozo sin fondo; poco a poco ví como todo se iba aclarando y con terror noté que me acercaba velozmente al piso desde considerable altura, entonces cerré mis ojos creyendo llegado mi fín y repentínamente...¡DESPERTÉ!.

¡Todo había sido un sueño!...¡Un increible sueño!.

Mérida Yucatán, México. Més de Abril de 2011.

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Notas.

Por la mañana del Sábado 16 del presente mes y año, en vísperas del Domingo de Ramos, sentí curiosidad de saber, a detalle, que había hecho Jesucristo día a día desde el mencionado Domingo de Ramos hasta su muerte y resurrección; así que poniendo manos a la obra me dediqué en buena parte del día y de la noche a investigar en la biblia y también via internet; visitando en esta última, las mas variadas páginas, desde las católicas hasta las protestantes y los testigos de ...ya saben quien, sin olvidar a la wikipedia; en fín después de tanta lectura, con un sinfín de apuntes y de tan variadas fuentes, me quedé algo...confundido.

Así confundido y cansado, apague la computadora y me acosté a descansar tratando de entender como de un mismo hecho salen diferentes narraciones situados en distintos dias y lugares aunque del mismo entorno. Así sin darme cuenta me quedé dormido. Estoy seguro que eso influyó en lo que he soñado y aquí, narrado.

Sí, ahora ya lo saben; todo lo narrado, desde el Domingo de Ramos, hasta el presente relato, ha sido producto de un sueño sugestionado por la lectura; sí, un sueño tan vívido como hermoso, aunque con un inesperado final.

 Que le vamos a hacer...así son los sueños.

En fin, después de pensarlo un poco, a eso del medio dia del Domingo de Ramos, me dicidí a escribir este sueño por partes haciendo coincidir la celebración de cada dia con su respectivo relato.

Hago mención que, en un principio, estos relatos eran solo para mi lectura personal en un archivo del block de notas; pero a eso de las 3 de la tarde de ese Domingo me pregunté: —¿Porqué no compartirlo con los demás?—; después de hacer unas pequeñas adecuaciones y buscar algunas imágenes alusivas a los relatos de los diferentes dias, me decidí a publicarlo en el BLOG coincidiendo los días con su respectivo relato.

Si alguien considera que esto es una falta de respeto a la Semana Mayor; de corazón le ofrezco mis más sinceras disculpas, pues no es, ni será, mi intención, burlarme de las creencias de los demás y menos de alguien tan sagrado para mí como es EL MAESTRO JESUCRISTO.

¡Que daría por caminar al lado del Maestro Jesucristo y hablar aunque sea un momento con ÉL.!

Yo sé que tarde o temprano, llegada mi hora, me encontraré cara a cara con Jesús al momento de rendirle cuentas; llegado ese momento, todo tendrá su razón de ser y me será revelado, si es su voluntad, el porqué de este sueño.

Resignado, esperaré.

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Estos relatos llegaron a su fín.

Ha reportado para el Blog."De todo un poco" en el més de abril del 2011:  Luis Sabido.  Servidor... y soñador.

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