¿Que pudiste ver en mí
y que pudiste notar
por querer estar aquí
y acompañarme en mi andar?
Es por el enorme amor,
que bién sé, tu me profesas
hoy reconozco mi error,
debilidad y torpezas.
¿Viste acaso, algo bueno
en este tu ingrato hijo;
si soy grosero y obceno,
y de mentiras prolijo?
Me confieso arrepentido
de mis faltas, mis errores;
y si se me es permitido:
¡Déja que te rinda honores!
¿Como puede mi creador,
acompañar a un abyecto;
y además, ser proveedor
durante todo el trayecto?
Tu haz conocido mi historia;
tu bien sabes mi verdad;
acompañando a esta escoria:
¡Hágase tu voluntad.!
FIN
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